Fotografiar un territorio: mirada, tiempo y respeto
Creo que el tiempo nos da siempre la oportunidad de mirar hacia un pasado. Quizá por eso fotografío. Para ser, algún día, la memoria de alguien o la memoria compartida de un lugar. Fotografiar no es solo capturar un instante: es construir un recuerdo que todavía no existe, pero que será habitado en el futuro.
Entiendo la fotografía como un acto profundo de observación. Antes de accionar, observo. Antes de disparar, permanezco. La imagen aparece cuando uno se integra al entorno, cuando el respeto por el territorio y por las personas se convierte en parte del proceso creativo. No se trata de irrumpir, sino de acompañar.
La fotografía documental y de autor, especialmente cuando se trabaja sobre un territorio, no busca impresionar de forma inmediata. Busca permanecer. Habitar el tiempo. Dejar una huella silenciosa que, años después, permita volver a sentir, a recordar, a comprender un lugar y su identidad.
En los talleres de fotografía que imparto, tanto con cámara como con fotografía móvil, insisto en una idea fundamental: aprender a ver antes que a mirar. La mirada está antes que la técnica, antes que la cámara y antes que cualquier herramienta. La tecnología cambia, los dispositivos evolucionan, pero la mirada es lo que define una fotografía con sentido.
Fotografiar un territorio implica tiempo, escucha y respeto. Implica aceptar que no todo se puede forzar y que muchas imágenes se construyen más desde la espera que desde la acción inmediata. Es un proceso en el que el fotógrafo también se transforma.
Este enfoque atraviesa tanto mi trabajo personal como los proyectos culturales, educativos y formativos en los que participo como fotógrafo y docente. Si me preguntas que me gusta mas sacar fotos o enseñarlas a hacerlas, que seria lo mas importante para mi? Creo que todo se resume en generar recuerdos…y de ambas maneras lo hago.
Te cuento un poco mas de mi experiencia como fotografo aqui
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